TONAL vs. NAGUAL
Tonal es organismo, todo lo que esta organizado. Lo tonal es todo cuanto conocemos. Y eso no solo nos incluye a nosotros, como personas, sino a todo lo que hay en nuestro mundo. Puede decirse que el tonal es todo cuanto salta a la vista.Lo empezamos a cuidar desde que tomamos la primera bocanada de aire, también ese mismo aire es poder para el tonal. Así que es muy apropiado decir que el tonal de un ser humano está íntimamente ligado a su nacimiento.
El tonal empieza en el nacimiento y acaba en la muerte. El tonal construye el mundo porque atestigua y evalúa al mundo de acuerdo a las reglas del tonal. En una manera extrañísima el tonal es un creador que no crea nada. O sea que el tonal inventa las reglas por medio de las cuales capta el mundo. Así que en un sentido figurado, el tonal comprende el conjunto de estratos y todo lo que puede estar relacionado con ellos, la organización del organismo, las interpretaciones y las explicaciones de lo significable, los movimientos de subjetivación. Y sin embargo, lo tonal sólo es una isla.
Lo nagual, por el contrario, deshace los estratos. Pues lo Nagual, también es todo. El nagual es la parte de nosotros mismos para lo cual no hay descripción: ni palabras, ni nombres, ni sensaciones, ni conocimientos Desde el momento de nacer sentimos que hay dos partes en nosotros. A la hora de nacer, y luego por algún tiempo después, uno es todo nagual. En ese entonces, nosotros sentimos que para funcionar necesitamos una contraparte a lo que tenemos. Nos falta el tonal y eso nos da, desde el principio, el sentimiento de no estar completos. A esas alturas el tonal empieza a desarrollarse y llega a tener una importancia tan absoluta para nuestro funcionamiento que opaca el brillo del nagual, lo avasalla; y así nos volvemos todo tonal. Desde el momento en que uno se vuelve todo tonal, no hacemos otra cosa sino aumentar esa vieja sensación de estar incompletos; esa sensación que nos acompaña desde el momento de nacer y que nos dice constantemente que hay otra parte de nosotros que nos haría íntegros.
Y es el mismo todo, pero en tales condiciones que el cuerpo sin órganos (CsO) ha sustituido al organismo, la experimentación ha sustituido a toda interpretación, de la que ya no tiene necesidad. Los flujos han sustituido al sujeto. Ya no es un organismo que funciona, sino un CsO que se construye. Ya no son actos que hay que explicar, sueños o fantasmas que hay que interpretar, recuerdos de infancia que hay que recordar, palabras que hay que hacer significar, sino colores y sonidos, devenires e intensidades.. Ya no es un Yo que siente, actúa y se acuerda, es "una bruma brillante, un vaho amarillo e inquietante" que tiene afectos y experimenta movimientos, velocidades. Lo tonal no se deshace destruyéndolo de golpe. Hay que rebajarlo, reducirlo, limpiarlo, pero sólo en determinados momentos. Hay que conservarlo para sobrevivir, para desviar el asalto de lo nagual. Porque un nagual que irrumpiera, que destruyera lo tonal se convertiría inmediatamente en cuerpo de nada, autodestrucción pura sin otra salida que la muerte: lo tonal debe ser protegido a toda costa. Estamos en una formación social: ver en primer lugar cómo está estratificada para nosotros, en nosotros, en el lugar donde nos encontramos; luego, remontar de los estratos al agenciamiento más profundo en el que estamos incluidos; hacer bascular el agenciamiento suavemente, hacerlo pasar del lado del plan de consistencia. Sólo ahí el CsO se revela como lo que es, conexión de deseos, conjunción de flujos, continuum de intensidades.
Abrir la percepción para percibir las idas y venidas de lo nagual es ver, pues hasta que no lo hagamos, estaremos ciegos, esta es la verdad del brujo, su estrategia. Ser capaz de poner total atención en lo nagual implica una pausa para dejarse empapar, por un lado toda la atención y por otro la calma y la confianza en las propias fuerzas. Estar calmado es estar presente, es ser lo que eres. Detente y echa un vistazo a reconsiderar tus pasos pues el la única manera que tiene el brujo para consolidar lo ganado. Hay que trabajar la parte tonal -limpiar y reordenar la isla- y la nagual -saber llegar a ver lo nagual-.
Como no hay fin escondido en ningún mañana, no hay secretos acerca de lo otro para nosotros, el poder personal decide quien puede y quien no, sacar provecho de una revelación, de conquistar una nueva verdad. Hay que estar dispuesto a escuchar y a actuar de acuerdo con ello, dispuestos a actuar de manera que el poder personal consiga sacar provecho de sus actos. Es necesario pues enfocar la entera atención a las alas de la percepción, recordar que el mundo que creemos ver es solo una descripción del mundo. Por eso mismo debemos parar el diálogo interno, pues complacientemente atrapados en una visión particular del mundo, sentir haber conquistado lo necesario, es lo que el brujo desde el primer acto pretende parar.
La atención del tonal debe colocarse en sus creaciones, debe prestar atención a los elementos de su mundo con el fin de mantenerlo,y sostener la visión del mundo como diálogo interno. Lo importante son los ojos, ahogar el tonal inundando de información su relación de uno a uno con los elementos de su descripción, manteniendolos desenfocados, captando un enorme numero de detalles del mundo, sin tener claridad con respecto a ellos, de manera que se vislumbre un mayor numero de detalles que de manera habitual; enfocar el bosque desenfocando la mirada que se posa veloz de una rama que brilla bajo el sol al movimiento de una hoja, al volar de una mariposa, recorriendo veloz una imagen tras otra, corriendo a la próxima antes de que el pensamiento se pose en ella. Así, el brujo se recuerda una y otra vez que la diversidad e infinidad con la que pueden manifestarse las cosas, incluso, para fomentar este movimiento y contrarestar el peso de las rápidas construcciones reflejas, involuntarias, manifiesto de viejas cadenas autogeneradas, apoya y practica la posibilidad de actuar por actuar mediante rutinas sin sentido. Alterar el contexto ordinario, intentar no quedar atrapado en claves, y enfocar la atención en un universo que deviene tal cual es ante nosotros, dejar que penetre por la mirada que es capaz de percibir este holismo más allá de lo que somos capaces de abarcar, de la inmensidad que deviene conmigo y ante mi, es único propósito del brujo.
Cuando me tumbe a mirar las estrellas aquella oscura noche, comprendí que ni siquiera mi imaginación, ni mi inteligencia podrían ser capaces de comprender este absoluto que la bóveda celeste presentaba ante mi, y supe que no existiría mayor deseo para mis ojos, para mi sed, que no existiría mejor aliento que conquistar ese secreto, que llegar algún día a poder descifrar aquello, a entender, si acaso, parte de su funcionamiento. Aquella maravilla que encadenaba mi mirada, que generaba un deseo caprichoso, una intriga insaciable, un canto de sirena del que no escapaba. Un asombro en el fondo del alma, que percibe de pronto, como si de las musas del arte lo presentasen, una mezcla de pinturas que se convierten en algo que mi interior comprende, algo que mi alma percibe, algo que siente como la estrella fugaz y la pequeña molécula comparten el mismo bosque.
<!-- seguir leyendo -->
El secreto de todo está en la atención de uno. Así, el camino del guerrero requiere de fuerza, sobriedad, solidez y serenidad. Y añade tres técnicas más,para perder la importancia -desatar las cadenas de nuestras ideas atan-, asumir las responsabilidad y usar la muerte como consejera.
La reacción natural que en los momentos de frustración , tensión y desencanto aparece en ti, es el sentimiento que durante años tuviste que trabajar para tener ahí, y sin embargo no eres capaz de recordar el esfuerzo que necesitaste para establecer esto como detalle de tu isla, llevándola siempre encima, lista para aconsejar.
El ideal de cambio, la transformación drástica es necesaria, pero la isla del tonal lo es todo, y ningún elemento puede quitarse de ella, por tanto el cambio significa alterar el uso asignado a dichos elementos. Nos definimos, nos identificamos con un sitio y un carácter definidos y propios, y debemos cambiar el uso de esos elementos de esa identidad, alterando el uso de los elementos de la isla, consiguiendo ampliar nuestra mirada, dejándonos atravesar.
Si uno encara las dos visiones -tonal y nagual- puede escurrirse entre ambas y llegar al mundo real. Solo podemos llegar a la totalidad de nosotros mismos, cuando entendemos que la vida solo es una visión, un sueño, y que lo importante en este sueño, solo es uno mismo. Para fundirse en la totalidad, hay que llegar al nagual sin maltratar lo tonal. El maestro usa al adversario para forzar al aprendiz a la decisión de su vida, escogiendo el camino del guerrero o el de su mundo ordinario, decidiendo implicarse o involucrarse, vivir o sobrevivir, la pastilla roja o la pastilla azul. La actitud del maestro es paciente y comprensiva, guiando al aprendiz, con mano firme, a que elija la lucha. Hasta que en en una decisión libre, el aprendiz se decanta.
El tonal no sabe que las decisiones están en el terreno de lo nagual, pues cuando decidimos, solo reconocemos que algo más allá de nuestra comprensión ha puesto el marco, nuestro dique de decisión, y todo lo que hacemos nosotros es consentir. En la vida del guerrero, lo único que no está decidido es lo lejos que puede avanzar en la senda del conocimiento y el poder, en la conquista de las verdades que salen a su camino. La libertad que tiene el guerrero es la de actuar impecablemente, actuar como si mismo es el único acto libre y por ello, la verdadera medida del espíritu de un guerrero. E igual que las organizaciones, el guerrero, como organismo mismo, se hace responsable desde su propio ideario, a perseguir unos valores que encarne con acciones, de responsabilizarse a cumplir su función, a ser él mismo, en el mundo mismo, y actuar consecuentemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario