El hombre puede conquistar la cima más alta del mundo, pero no quedarse en ella para siempre. Es necesario pues, bajar incluso de las más elevadas alturas, para estar de nuevo presentes, y volver a subir. En todas las actividades humanas ocurre así; cada experiencia que supone el alcanzar la verdad de nuestros límites físicos e intelectuales, nos hace experimentar volver a conseguirlo. Volver a recuperar la verdad de nuestros propios esfuerzos, sin acudir a las mentiras en los momentos difíciles que se presentan en cualquier proyecto o actividad. Volver a sentir que crecemos, volver a estar en nosotros, volver a vivir un sueño, es necesario.
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